La maldición de Béla Guttmann

El futbol, por su alcance global que llega a los lugares más insospechados del planeta, ha adquirido una relación con temas más espirituales que se puede ver en casi cualquier partido cuando, por ejemplo, vemos que los jugadores hacen algún tipo de gesto o serie de movimientos cada vez que entran a la cancha o utilizar algún tipo de objeto en particular. Si prestamos atención a ese tipo de detalles, encontraremos muchos que están directamente relacionadas a creencias de los jugadores o entrenadores.

Benfica stadium
Estadio del Benfica
En este caso en particular vamos a hablar de una maldición que está persiguiendo al SL Benfica que fue lanzada por Béla Guttmann hace más de medio siglo y que todavía sigue persiguiendo al club lisboeta. Lógicamente, la creencia en que la maldición existe y no se trata de la evolución natural del futbol o de un aspecto psicológico es algo personal que cada individuo decide o no creer.

Sin embargo, en este artículo vamos a hablar del origen de dicha maldición y que ha pasado a lo largo de los años para que se tenga cada vez más creencia en la existencia de algo fuera de lo normal que ha afectado a la institución portuguesa.

¿Quién fue Béla Guttmann?

Béla Guttmann nació en 1899 en una familia judía en Budapest, ciudad que formaba parte de la antigua nación Austria-Hungría. Al ser hijo de dos profesores de baile, el joven Guttmann también se preparó para formar bailarines además de estudiar Psicología. Empezó su carrera como futbolista en su ciudad natal sin embargo el antisemitismo de la época en Hungría lo obligó a huir a Viena donde continuaría con su carrera en el Hakoah Wien.

En el club de Viena tendría la oportunidad de jugar en Estados Unidos gracias a un tour por el país norteamericano donde Guttmann dejaría una buena impresión y seria fichado por el Brooklyn Wanderers, en parte para huir de la persecución de los movimientos comunistas de la que era víctima. Pasaría gran parte del resto de su carrera como futbolista en diferentes clubes de Estados Unidos para terminarla en un breve periodo en el Hakoah Wien.

Nada más retirarse como jugador, inició su carrera como entrenador en el mismo club de Viena desarrollándose en sus primeros años entre Austria, Hungría, Países Bajos y Rumania. En ese periodo siguió siendo perseguido por los antisemitas por los que sería atrapado y torturado en campos nazis que incluyeron Auschwitz. Guttmann logró escapar y a pesar de todas las dificultades, continuó con su carrera como entrenador con la que fue ganando fama de ser un promotor del juego ofensivo.

Esto lo llevó a entrenar en Italia, primero al Padova y luego a la Triestina, hasta que llegó al AC Milan, previó paso por Argentina con Quilmes y Chipre con el APOEL. En el club rossoneri haría un buen par de temporadas pero tendría problemas con los dirigentes del club y sería despedido. En 1956, volvería a Hungría para entrenar al Honvéd que tenía algunos de los mejores jugadores de la historia del país y algunos de los mejores jugadores del mundo en ese momento como Ferenc Puskas, Sandor Kocsis o Zoltán Czibor.

La dimensión del futbol húngaro en ese momento era tal, que hacían tours mundiales para mostrar su calidad y eso llevó a Guttmann a darse a conocer en Brasil donde entrenaría al Sao Paulo solo un año después. Luego volvería a Europa para entrenar al FC Porto de Portugal donde ganaría la liga en su primer año y eso llamaría la atención del SL Benfica que era el equipo más importante de Portugal en esa época.

El origen de la maldición

Guttman llegó al club lisboeta para reemplazar a gran parte de los jugadores experimentados del club por jóvenes con los que ganó la liga en su primer año y en su segundo año ganaría la primera Copa de Europa para un equipo que no fuese el Real Madrid que hasta esa temporada había ganado las cinco ediciones de la competición que se habían disputado. En 1961, Guttmann completaría el fichaje de un joven llamado Eusebio, quien se convertiría luego en leyenda del futbol mundial. Como si no fuera suficiente, Guttmann y el Benfica ganarían una segunda Copa de Europa de forma consecutiva.

Guttmann, en el punto más alto de su carrera como entrenador y de la historia del Benfica, pidió un aumento de sueldo que le fue negado por los dirigentes del club, lo que provocó la ira del húngaro que dejó el Benfica luego de que se le comunicara que era prescindible para la institución y, supuestamente, declaró que el club lisboeta no ganaría otra competición europea en los próximos 100 años. Alrededor de esa aseveración ha habido muchos comentarios ya que no existe un documento o evidencia de que Guttmann declarara eso.

La temporada siguiente a la salida de Guttmann, el Benfica repetiría su presencia en la final de la Copa de Europa, cayendo 2-1 ante el AC Milan. La historia se repetiría dos años después, en esta ocasión contra el otro equipo de Milan, el Inter, luego en 1968 ante el Manchester United de Matt Busby y en 1988 contra el PSV Eindhoven por penales. Se dice que, en 1990, previo a la final de la Copa de Europa entre el Benfica y el AC Milan, Eusebio se llegó a acercar a la tumba de Guttmann (fallecido en 1981) para pedirle que levantara la maldición algo de lo que no hay evidencia y tampoco funcionó ya que el Benfica caería nuevamente ante el club rossoneri.

Algo que causa curiosidad en cuanto a este hecho es que el Benfica participó en tres finales de la UEFA Europa League (anteriormente Copa UEFA) y en las tres ocasiones cayó derrotado aunque en la temporada 2021-22, el club lisboeta levantó el trofeo de la UEFA Youth League al vencer en la final al Red Bull Salzburg por 6-0.

Más allá de la existencia o no de una maldición o de que Guttmann dijera o no esas palabras, resulta llamativo el hecho de que un club tan importante como el Benfica no pueda lograr un título europeo desde hace tanto tiempo.